Al rescate del milenario amate

*En pleno Centro Histórico de la ciudad de Puebla, la Casa del Amate sigue la tradición de San Pablito del Pueblo Mágico de Pahuatlán, municipio del norte de Puebla, donde los otomíes se dedican a la elaboración del papel prehispánico

Antonio Zamora

Puebla, Pue.- En el Centro Histórico de la capital angelopolitana, la Casa del Amate rinde tributo a un material que para las culturas prehispánicas tenía un significado comercial, religioso y de difusión de conocimiento.

En la calle 2 oriente número 404, un sitio en el que artesanos poblanos pueden exhibir y vender sus productos que van desde el amate, hasta cuadros, bordados, cuadernos, máscaras y más.

Es un caso similar a la tienda Siuhameh en la que comercializan productos de mujeres artesanas de varias partes del estado, pero en la Casa del Amate no solo es un sitio donde comprar artesanías, se convierte en una oportunidad para que los poblanos y visitantes conozcan más sobre esta técnica que se transmite de generación en generación.

Según cuentan los trabajadores, para su elaboración se extrae un trozo de la corteza del árbol y se hierve con cal y ceniza, dejándolo reposar; la pasta que se forma se debe extender y golpear con una piedra plana para que quede planchada y lisa. Una vez que se seca por completo, estará listo para su decoración.

La elaboración de la artesanía, es un oficio que se aprende por los habitantes de San Pablito del Pueblo Mágico de Pahuatlán, municipio del norte de Puebla, donde los otomíes se dedican a la elaboración del papel amate, desde la recolección de la fibra, el tratamiento que se da y todo el proceso hasta que queda una hoja de papel.

Desde los 10 años aprenden el oficio y deben hervir la mezcla a partir de los 20 años. La popularidad del papel amate ha llevado a la elaboración de cuadros y lámparas, y piezas que combinan el arte del papel con los bordados que los otomíes bien conocen.

Otro de los usos de este material es con fines de ceremoniales. Este es ocupado por los brujos como ofrenda en sus rituales y en su superficie pueden quedar representados espíritus buenos o malos.

El papel Amate es conocido como el papel indígena mexicano, que a pesar de su trascendencia entre las civilizaciones antiguas del país, poco se sabe del origen de su fabricación en los códices y manuscritos inmediatos a la Conquista no hay ni la menor mención al respecto.

Algunos cronistas señalan que este material se fabricaba de maguey, otros que de la corteza de unos árboles que llaman “amatl”, o de su raíz. Miles de años han pasado desde que se comenzó a fabricar y en Puebla existe un pequeño pueblo heredero de esta tradición.

 

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